Era un mes de Abril
soleado y frio
de un eterno dos mil
que en mi ventana
encontre un pajarillo.
Torpe en su vuelo
pues heridas sus alas
y roto su corazon
por un flecha traicionera.
Como no recogerlo entre mis manos
y darle el abrigo de mi pecho
y acariciando sus plumas
calmar su corazon.
Al llanto de sus ojos
le di el calor de mi mirada
al dolor de su canto
la calma de la escucha.
Al fin curada sus heridas
de nuevo el vuelo alzo
cruzando oceanos y valles
selvas y desiertos
mil mundos visito.
Y en miles de hogares habito
pero aun por siempre sabe
que hay un rincon en mi pecho
listo por siempre para darle calor.
Tarha.
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