viernes, 24 de julio de 2009

XIV


Era un mes de Abril

soleado y frio

de un eterno dos mil

que en mi ventana

encontre un pajarillo.

Torpe en su vuelo

pues heridas sus alas

y roto su corazon

por un flecha traicionera.

Como no recogerlo entre mis manos

y darle el abrigo de mi pecho

y acariciando sus plumas

calmar su corazon.

Al llanto de sus ojos

le di el calor de mi mirada

al dolor de su canto

la calma de la escucha.

Al fin curada sus heridas

de nuevo el vuelo alzo

cruzando oceanos y valles

selvas y desiertos

mil mundos visito.

Y en miles de hogares habito

pero aun por siempre sabe

que hay un rincon en mi pecho

listo por siempre para darle calor.
Tarha.

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